Las últimas semanas han resultado devastadoras para las comunas de Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana en la zona central de Chile, a raíz de una serie de incendios que se han esparcido y afectado a miles de personas, familias, viviendas, comunidades enteras, junto a la flora y fauna de la región.
Numerosos han sido los esfuerzos ciudadanos, comunitarios, sociales, de organizaciones sin fines de lucro, organizaciones privadas y de parte de organismos del Estado ante esta situación de emergencia donde cientos de vidas lamentablemente se han perdido, e innumerables familias han visto desaparecer todo lo que tenían.
La complejidad logística es enorme, el apoyo intersectorial a las familias afectadas ha de ser robusto y constante, y no hay que perder de vista que todo proceso de recuperación tras algo tan arrasador tomará, probablemente, bastante tiempo: tanto en el plano material, de viviendas y rearticulación de comunidades enteras, recuperación de parques y de la flora y fauna endémica; como a nivel de salud mental y bienestar de quienes se han visto directa e indirectamente afectados.
Sobre este último punto quiero hacer énfasis en el presente artículo, pues no podemos hablar de salud sexual, bienestar sexual y placer… desconociendo la salud mental y salud general de las personas afectadas. La salud general, salud mental y salud sexual están íntimamente relacionadas entre sí: tanto en casos frecuentes de problemáticas con la erección, dolor en prácticas sexuales penetrativas (vaginismo, entre otras), ansiedad de desempeño/rendimiento y eyaculación precoz, como en múltiples otros ejemplos que se pueden presentar en la atención clínica en sexualidad.
La vivencia de experiencias altamente estresantes, de ansiedad y angustia, de incertidumbre estructural, junto a la pérdida de seres queridos… pueden llegar a constituir profundas huellas que posteriormente afecten múltiples áreas en la vida de las personas, pudiendo incluso generar trauma en quienes se han visto directa o indirectamente afectados.
Es por esto que ante situaciones de crisis emocionalmente complejas y/o potencialmente traumáticas, una herramienta clave para la acogida inicial, acompañamiento, ayuda, derivación y reducción de posibles consecuencias a mediano y largo plazo que puedan mermar el bienestar y salud mental (y a su vez, salud sexual) son los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP).
Desde diversas organizaciones nacionales e internacionales existen diferencias en qué se entiende por “Primeros Auxilios Psicológicos”, qué pasos comprenden, y cómo se sugiere que se lleven a cabo. Por tanto, es fundamental basarse en una referencia válida, confiable y adecuada al territorio en el que se pretende implementar. En el caso de Chile, afortunadamente, contamos con un protocolo desarrollado por la Pontificia Universidad Católica de Chile llamado “PAP-ABCDE”, validado científicamente en población hispanoparlante para crisis tanto individuales como colectivas.
Te invitamos a visitar su sitio web donde podrás aprender más al respecto, ver videos, descargar el “Manual ABCDE para la aplicación de Primeros Auxilios Psicológicos” que desarrolla didácticamente cada uno de los pasos, y que permite llevar contigo herramientas resumidas para no perderlas de vista. El enlace es el siguiente: https://medicina.uc.cl/primeros-auxilios-psicologicos/
Ante la crisis actual de múltiples incendios en la zona central de Chile, como también al ser un país donde con regularidad ocurren sismos y otros desastres naturales, la reflexión crítica de la integración entre salud general, salud mental y salud sexual es clave para comprender múltiples problemáticas y necesidades en la esfera sexual. Por tanto, la sensibilización y educación en Primeros Auxilios Psicológicos es transversalmente recomendable ante diversas situaciones de crisis, y una herramienta sencilla pero que puede generar un gran impacto positivo no sólo en la inmediatez, sino en el mediano y largo plazo en pos de la salud, bienestar y placer.
Un gran abrazo,
Sergio Rivas Isla