¿Qué sería un día del “orgullo raro”? Confieso que a primera vista me pareció tal como su nombre; “raro”, y a la vez me sentí identificada. Porque siempre me he sentido extraña y por muchos años lo intenté ocultar intentando parecer “normal”. Lo “raro”, que había sido para mí un motivo de vergüenza, tenía ahora un día del orgullo ¿Cómo sería eso de sentir orgullo por ser “raro”? ¿A quién se le habría ocurrido? ¿Y por qué?
El día del orgullo raro (Weird Pride Day) se conmemora por primera vez el 4 de marzo del 2021 por una iniciativa de Fergus Murray, pero sus raíces vienen antes y la misma idea parece haber sido formulada varias veces antes por distintas personas, según refiere de este su historia. Usar el concepto de orgullo como herramienta política tiene que ver con la negación de la vergüenza desde grupos excluidos. Se comienza a usar en los años sesenta en los movimientos de liberación negra como respuesta al racismo. Luego es incorporado por el movimiento de orgullo gay, siendo en la actualidad principalmente conocido en relación a las luchas LGBTIQA+, al nivel de que en inglés la sola palabra “pride” (orgullo) remite a esos activismos. Sin embargo, se ha usado por otros grupos excluidos como orgullo autista y orgullo loco (1):
“El orgullo raro es negarse a avergonzarse de las cosas que la gente considera -raras-. Significa enorgullecerse de las cosas que te hacen diferente de la mayoría de las personas: aceptar que ser visto como raro puede ser el precio por ser tú mismo sin pedir disculpas. En una sociedad que exige conformidad de todo tipo de maneras, donde expresarse y preocuparse apasionadamente por las cosas a menudo se considera extraño, reconocer la propia rareza es un acto de desafío y una reivindicación del derecho a la alegría.” (2)
Al saber de su historia y definición me hizo aún más sentido el uso del concepto de orgullo. Crecí en un mundo donde la aceptación a lo diferente era limitada, donde aprender a “parecer normal” era más que solo una elección, sino una necesidad para sobrevivir. Mantuve, en la medida que pude, muchas de mis rarezas ocultas. Por muchos años la misma vergüenza de ser tratada mal por ser “rara” hacía que no contara esa parte de mi vida. Sin embargo con el paso del tiempo fui encontrando espacios donde pude ser yo más libremente. Lamentablemente seguía silenciando las historias de exclusión vividas previamente.
Una parte de mi seguía considerando como una “falla” mía el haber sufrido bullying en el colegio por ser diferente. Había internalizado la culpa siendo víctima. Me crié en el Chile en los ochenta y noventa, en una época en que el “molestar” al “raro» era muy común. Muchas de las series y películas adolescentes que se veían, especialmente estadounidenses, mostraban como un modelo a seguir la existencia de grupos “populares”. Los otros eran violentados. Y es que parecía ser un “derecho” de estas personas el realizar acciones violentas hacia quienes eran “raros”, “nerds” y/o “inadaptados”. Eso se aceptaba, los adultos no se metían y no había un cuestionamiento del tema. Como si el ser diferente hiciera que “mereciéramos” ser víctimas de violencia. En vez de responsabilizar a quien ejerce la violencia, se ponía la culpa y vergüenza en quien es víctima “por ser como es”.
Luego de salir del colegio pude ir de a poco encontrando espacios donde compartía intereses y donde lo diferente era más aceptado. Ir mostrando eso extraño al mundo y poder vivirlo ha sido un proceso gradual de años que solo ha sido posible en la medida en que he estado en entornos donde es validado. Donde los “patitos feos” hemos podido dejar nuestros incómodos disfraces de pato, para ser los pájaros de distintos colores, formas y tamaños que somos. Mi historia de patito feo no termina en un grupo de cisnes sino que en uno de aves muy diversas donde eso es parte de lo que hace hermoso el compartir.
Trabajando en temas de sexualidad me he dado cuenta que mucho del sufrimiento en esta área viene dado por la exclusión de lo “raro”. No solo afecta a lo que tradicionalmente se ha considerado como diversidad sexual en relación a orientación sexual e identidad de género, sino que también a muchas personas que, incluso tras una aparente fachada de “normalidad”, sienten que en algo no encajan. La sola sospecha de ser distinto puede hacer que se sufra debido al miedo a no ser aceptado socialmente. A veces ese miedo es incluso tan intenso que para muchas personas cuesta incluso reconocer ante ellas mismas lo que les sucede.
Sentirse “en falla” por salirse de lo esperado se da en muchos aspectos de la sexualidad:
- Tener mucho o muy poco deseo sexual en relación a cierta idea de “normalidad”.
- Al tener un cuerpo que no se adecúa a ciertos estándares de belleza.
- Cuando no atraen las prácticas sexuales tradicionales pero sí otras menos convencionales.
- Al no estar en un vínculo de pareja, ya sea por elección o porque la vida ha llevado por senderos diferentes.
- Si en un contexto heterosexual el hombre tiene menos deseo que la mujer.
¡Y mucho más que podría seguir casi infinitamente!
Hay tanto por donde fallar en un mundo en que salirse de la norma es penalizado. Tanto que diría que si nos vamos al tema de sexualidad (visto de manera amplia que considere sus distintos aspectos) dudo que exista alguna persona que encaje al cien por ciento en lo considerado “normal”. Lo más frecuente es que exista más de una “norma” en la que no encaje, se sienta “rara” e incluso fallando en algún momento de su vida.
Muchas veces ante la propuesta de que se acepte más la diversidad, tanto en temas de sexualidad como en otros, surgen preguntas: ¿Qué pasaría sin normas? ¿Se tendría que validar cualquier cosa que alguien quiera? ¿Y si eso daña a alguien? ¿Habría que validar el abuso si eso es deseo de alguien? ¿La pederastia? Para responder esto es importante considerar que aceptar lo “raro” no implica que se valide la violencia hacía otras personas. Existen valores en relación al cuidado de otras personas que es fundamental considerar y respetar: Los Derechos Humanos y Derechos Sexuales son una buena guía para esto. Y es que el transgredir los derechos de otras personas es un límite a la expresión de la propia libertad. Las situaciones en que quedan dudas sobre cuáles son estos límites o donde se contraponen distintos derechos o valores son oportunidades para que como sociedad podamos ir conversando de lo que nos hace sentido.
Reflexiono que cuando se actúa invalidando y dejando fuera todo lo raro y diferente, más que proteger la forma de vida de quienes están dentro de la “normalidad” (lo que a veces es el argumento que está detrás de esos actos) lo que se hace es excluir y violentar a lo que se queda fuera. Aprendemos a que está mal quien es distinto y que merece un castigo solo por eso, no por alguna acción que efectivamente dañe. Pero ¿Qué valores son esos? ¿Qué implica validar la violencia hacia lo diferente para reforzar la pertenencia? Si alguien se siente seguro porque está dentro de lo considerado “normal” ¿Se ha cuestionado qué pasaría si hay un cambio en sí mismo, o en la vara con que se mide esa normalidad, y queda fuera? Desde mi mirada, un mundo que excluye lo raro nos pone a todas las personas en un mayor peligro de quedar en ese espacio. Por otro lado, fomenta las acciones violentas y eso también nos repercute a todas las personas al generar un ambiente social más hostil.
Buscar pertenencia y sentirnos incluidos no son motivos para excluir lo raro. Es esperable que lo distinto nos pueda dar miedo inicialmente: No sabemos cómo es e incluso podemos dudar si constituye un peligro. Además nos han enseñado a rechazar lo diferente, a que está mal ¿Qué pasa si lo miramos con curiosidad? ¿Si exploramos a ver qué es? ¿Si evaluamos si realmente hay algo de lo que debamos protegernos? Quizás hay cosas de las que sí es necesario cuidarnos ¿Cuáles son? ¿Por qué? ¿De qué nos cuidamos? ¿Qué peligros son una real amenaza? Y es que está bien poner límites y tener precauciones ante lo que nos pone en riesgo. Pero esos cuidados necesarios ¿Por qué tendrían que implicar el excluir y violentar a personas solo por ser diferentes?
Puede que aceptar lo raro nos lleve a mirar nuestras propias rarezas, lo que tenemos oculto, lo que hemos aprendido a guardar bajo siete llaves porque nos da miedo la exclusión. Darnos el espacio de ver lo raro en otras personas puede ser una oportunidad de mirar de manera amorosa nuestras propias rarezas y ser más libres de ser.
¿Cómo sería un mundo en el que pudiéramos vivir con orgullo nuestras rarezas? En este día del orgullo raro dejo abierta la invitación no solo a soñar, sino que a ir construyendo ese mundo.
Referencias (en inglés):
- Historia del día del orgullo raro, por Fergus Murray: https://weirdpride.day/history
- ¿Qué es el orgullo raro?: https://weirdpride.day/what-is-weird-pride