Si bien hay quienes normalizan el dolor en la penetración vaginal, ya sea por desconocimiento o porque han buscado ayuda sin encontrar una solución, es importante saber que es una señal que algo no anda bien y nunca debe considerarse «normal» o «algo que hay que aguantar».
Antes de entrar en los problemas que pueden estar tras el dolor es importante saber que en la excitación la vagina se lubrica y aumenta su tamaño. Entonces, el primer elemento a evaluar cuando duele la penetración es si ha existido una adecuada excitación, ya que de no haberla la vagina estará corta y seca, pudiendo doler por el roce y/o al topar al fondo.
Podemos darnos cuenta de que ha ocurrido la excitación por los cambios tanto a nivel de los genitales externos como en todo el cuerpo. En la vulva podemos observar cómo los labios menores crecen de tamaño debido a que aumenta el flujo sanguíneo, el clítoris primero se agranda y al aumentar la excitación se “esconde” bajo su capuchón. La lubricación que se produce hace que se sienta y vea más húmeda la zona vulvar.
Algunos de los cambios más evidentes a nivel extragenital son que la respiración y los latidos del corazón aumentan su frecuencia, es decir se hacen más rápidos.
Si el dolor ocurre en un contexto en que no ha habido una buena excitación, la solución es por aumentar los estímulos previos a la penetración y realizarla solo cuando ya han ocurrido los cambios fisiológicos necesarios. Que estímulos son los más adecuados va a depender de cada persona, por lo que es importante explorar y conocerse. Esto puede irse haciendo tanto en solitario como en pareja y, en caso de que no se logre, es recomendable buscar ayuda sexológica. La consulta puede ayudar aportando información más detallada del funcionamiento del propio cuerpo, aclarando creencias erróneas producto de una mala educación sexual, servir para trabajar situaciones de la propia historia que puedan estar bloqueando el proceso de excitación o desde otras intervenciones que pueden ser de utilidad.
Hay ocasiones en que, habiendo una buena excitación, la que puede notarse por los cambios corporales (como el aumento de las frecuencias respiratoria y cardíaca), la lubricación puede no ser suficiente. Esto ocurre en algunas situaciones como cuando se bebe alcohol, se usan anticonceptivos hormonales, luego de la menopausia o cuando dura mucho la penetración. En estos casos la solución es usar lubricante, no solo a la entrada de la vagina sino que también sobre el pene o sobre el condón si este se está usando. Si quieres saber más sobre los diferentes tipos de lubricantes te recomendamos esté artículo como elegir un lubricante.
A veces el problema ocurre solo al usar condón, en este caso puede deberse simplemente a que este produce más roce y seca más que el contacto solo con el pene, siendo la solución el uso de lubricante. También puede deberse a una alergia al latex o al lubricante que trae el condón. En estos casos es recomendable probar otro tipo de condones, con un lubricante diferente o de materiales que no contienen latex.
Si ha existido un buen proceso de excitación, una adecuada lubricación y aun así existe dolor, o persiste a pesar del uso de lubricantes es recomendable consultar a un profesional.
Dentro de las posibles causas de dolor están infecciones, endometriosis, patologías dermatológicas, vaginismo, vulvodinea, entre otras. Algunos de estos problemas son de fácil diagnostico y tratamiento, mientras que otros suelen menos conocidos haciéndose a veces más difícil que sean diagnosticados por profesionales que no se han especializado en el tema. Es por esto que, si el dolor en la penetración persiste a pesar de no haberse encontrado la causa en una evaluación ginecológica, lo recomendable es acudir a un profesional de la sexología para su evaluación y tratamiento.
Créditos de la imagen: Collage de Mila González.